Hay una cosa clara y es que tenemos mucho más que las generaciones que nos han precedido. Tenemos mucho más que nuestros abuelos y que nuestros padres. No solo en adelantos tecnológicos, sino en propuestas que hacemos y que la sociedad nos hace. Pero la pregunta que tenemos que hacernos, es si en valores somos y tenemos más que nuestros predecesores: ¿somos más honrados, felices, más libres de lo que fueron nuestros mayores’
Hoy el evangelio nos habla de pobreza y esta es una actitud profunda de confianza y descanso en Dios. Esta es una vivencia, una experiencia que se tiene en el fondo de la vida, del ser. Si queremos saber qué cristianos somos, miremos nuestra relación con los más pobres y débiles de la sociedad. El test del cristiano es el pobre. Comunmente solemos pensar que para saber vivir hay que ser rico, por eso ponemos nuestra confianza en el dinero; para vivir bien necesitamos mucho dinero, muchas cosas, cuanto más tengamos meor vida llevaremos.