Nos reunimos un nuevo fin de semana para compartir el banquete eucarístico en este XIV domingo del Tiempo Ordinario porque creemos en Dios y tenemos nuestra confianza en él. El panorama de incredulidad que nos presentan las lecturas de hoy, debe servirnos para incrementar nuestra fe.
El profeta Ezequiel recuerda el origen de su misión y justifica así su predicación: ha sido Dios quien le ha enviado a un pueblo obstinado en su rebeldía y quien le ha puesto sobre aviso. Es un pueblo que no escucha. Pablo confiesa a los Corintios las «debilidades» que experimenta en su vida, fortalecido siempre por la esperanza en la ayuda de Dios. Después de resucitar a la hija de Jairo, en Cafarnaún, Jesús va a su pueblo, Nazaret. Allí se encuentra con una acogida fría de un pueblo incrédulo.
Estas son las lecturas de este domingo así como el vídeo del evangelio.