El tema de la invitación al banquete que se nos presenta en las lecturas de este vigésimo octavo domingo, puede ser una ocasión propicia para revisar aquellos elementos de la celebración, que son precisamente, típicos de una fiesta centrada en un banquete. ¿Qué invitará a participar del banquete? El testimonio que demos día a día los miembros de la comunidad cristiana.
La Eucaristía es un anticipo real del banquete del Reino de Dios. Participemos en ella con el traje de fiesta de nuestra fe, que como los precios, va aumentando y produciendo los frutos que Dios espera de nosotros.
San Mateo nos trae la parábola del banquete nupcial, conectada con la del domingo pasado, y viene a demostrar concretamente la conclusión de la misma. La diocidencia entre ambas parábolas se refiere a los destinatarios; a la idea, la salvación para todos los pueblos; a los mensajeros, los profetas y sobre todo Cristo, como figura central del plan e historia de salvación que ambas parábolas resumen.
Estas son las lecturas de este domingo y el vídeo del evangelio.