Celebramos este domingo la última eucaristía dominical del mes del septiembre. El verano acabó, astronómicamente, hace unos días, y ahora se abre todo a la nueva actividad, al nuevo curso. Hemos de pensar en esas nuevas tareas con la base de las palabras que Cristo nos dirige hoy. Lanza una durísima condena contra los que producen escándalos, aquellos que escandalizan a los más pequeños, a los más débiles. Y hoy, desgraciadamente, hay mucho de eso en todos los lugares y estamentos. Sabemos, además, que Jesús no busca las exclusivas, ni las adhesiones inquebrantables. Acepta a todo aquel que está –de una forma u otra—cerca del Reino de Dios, aunque “no sea de los suyos”, “de los nuestros”. Esa ausencia de exclusividad sorprendió a los apóstoles, como, hoy, nos sorprende a nosotros. En fin, nos enseña Jesús que hemos de estar abiertos al bien, venga de donde venga. Iniciemos, pues, nuestra celebración con alegría y esperanza.
Este es el enlace de las lecturas. Asimismo este vídeo es el del evangelio.