Hoy celebramos la solemnidad del Cuerpo y la Sangre de Cristo. Es la fiesta de la Eucaristía, el sacramento de nuestra fe. Jesús no se contentó con morir por nosotros, sino que ha querido quedarse con nosotros hasta el fin de los tiempos como alimento de vida y lazo de fraternidad. Él mismo nos afirma que su carne es verdadera comida y su sangre es verdadera bebida.
Hoy, de una manera muy especial, acerquémonos a comulgar con renovado fervor, seguros de que comiendo de ese Pan y bebiendo de ese Vino viviremos con Cristo, para siempre. Pongámonos de pie para celebrar el banquete de su Amor.
Estas son las lecturas de este domingo y el vídeo del evangelio.