Bienvenidos a la celebración de la fiesta del Dios generoso y misericordioso. Dios está aquí con nosotros recreándonos y sanando nuestras heridas.
La Palabra de Dios nos recuerda siempre la grandeza de Dios y, a veces, nos reprocha nuestra mezquindad. La Palabra de Dios es siempre trampolín que nos quiere lanzar a aventuras más altas y a una mayor generosidad.
En la primera lectura, David tuvo la oportunidad de su vida. Tuvo a su enemigo a su merced. Pero prefirió dejar a Dios el juicio sobre la muerte y la vida. David, como Jesús, prefirió seguir la ley del perdón y del amor.
Y en el evangelio, si miramos sólo a nosotros, si contamos sólo con nuestras fuerzas, si miramos sólo a nuestro alrededor… la Palabra de Dios nos parecerá exagerada e imposible. Si miramos a Dios y contamos con la fuerza de su Espíritu entenderemos sus exigencias y las viviremos.
Estas son las lecturas de este domingo y el vídeo del evangelio.