Bienvenidos hermanos a la celebración de la Santa Misa en este cuarto domingo de Adviento. Hoy la liturgia adquiere un color mariano, estamos a pocos días para la Navidad. El recuerdo de la Madre no interrumpe ciertamente el ritmo del Adviento ni la dinámica de la preparación a la Navidad. María fue la que mejor vivió el Adviento y la Navidad. Tanto la primera lectura como el salmo responsorial recuerdan la alianza que el Señor hizo con el rey David al asegurarle que su dinastía se mantendría para siempre en el trono de Judá. Esa promesa se cumplirá en Jesús, el Mesías esperado cuyo Reino no tendrá fin, el Hijo del Altísimo concebido en el vientre de una humilde muchacha de Nazaret. Éste es el misterio que, según la carta a los Romanos, Dios había mantenido en secreto desde la eternidad y ahora es anunciado como Buena Noticia a todas las naciones.
Con esos sentimientos, preparémonos también nosotros, como María, para recibir a Jesús
Estas son las lecturas de este domingo así como el vídeo del evangelio.